Los que llevamos muchos años en el mundo del cannabis, hemos podido ver cómo ha sido la evolución del sector cannabico y su industria. Pasamos de los focos de mercurio a las lámparas de alta presión de sodio, y ahora estamos investigando la tecnología LED, lo que antes parecía solamente podía hacerse en tierra, se comenzó a reproducir en aeroponia e hidroponía, y fue cuando los más exigentes quisieron utilizar los mismo sistemas, pero evitar el uso de abonos químicos o minerales, que se investigó el sistema de acuaponia.

Bancos de Semillas

En los bancos de semilla la evolución ha sido igual de despampanante. ¿Recuerdas cuando podías contar los bancos de semillas con las manos? ¿Y lo sencillo que resultaba escoger una variedad? Hoy en día la cosa ya no es tan sencillas, ni los bancos de semillas se pueden contar con los dedos. Antes cuando comprabas un paquete de semillas, tenías una carta de variedades bastante menos amplia, y sabías seguro al menos una tercera parte de lo que sembraras iban a ser machos. Y esto era un problema bastante grande para aquellos cultivadores que disponían de poco espacio para su cultivo. Para el año 90, Dutch Passion, uno de los primeros bancos de semillas, desarrolló una técnica para poder obtener semillas, que dieran en su descendencia planta hembra en su totalidad, sin que ninguna semilla acabara siendo un macho. Al principio esta técnica no estaba muy desarrollada, y daba pie a un porcentaje muy bajo de hermafroditismo. Pero con el tiempo este incidente se acabó solucionando también, y ahora las semillas feminizadas, lo son a un 99,9% de posibilidades. Parecía que todo fuera perfecto, pero aun así había un asunto que no acababa de satisfacer a todo el mundo. Muchas personas no podían cultivar sus plantas ya que las horas de luz no eran suficientes, o bien por el excesivo tamaño que pueden alcanzar algunas variedades de cannabis. Así que los bancos de semillas, siempre deseosos de proveer un producto más ajustado a las necesidades del cliente, comenzaron a investigar la forma de hacer un producto que pudiera satisfacer estas necesidades, sin perder las demás propiedades que se precian en la Marihuana. En la antigua URSS se cultivaba una especie de cannabis (Rudelaris), utilizada para la producción de fibra, debido a su enorme producción de celulosa. Esta planta de estructura achatada, hojas carnosas, y tallos fibrosos era ideal para la producción industrial, pero no era preciada debido a sus bajos contenidos de THC, que al ser tan ínfimos no se podía utilizar como estupefaciente. Pero tiene una propiedad única, que es lo que la diferencia de las demás especies de cannabis. La Rudelaris florece independientemente de las horas de luz que recibe. El Cannabis Sativa normal que solemos cultivar necesita de un cambio en su fotoperiodo para comenzar la fase de floración, en cambio las de la especie Rudelaris comenzarán su floración pasado un periodo de tiempo, independientemente de las horas de luz que reciba. Semillas autoflorescientes Es gracias a esta variedad que los bancos de semillas pudieron comenzar a crear una nueva variedad, que florecería independientemente del fotoperiodo, y además, provocara los mismos efectos que el Cannabis Sativa que habitualmente se suelen cultivar. Al principio los híbridos que se iban consiguiendo eran bastante poco psicoactivos, y en muchos casos solamente el cincuenta por ciento de las semillas conservaba el gen automático, mientras que el resto seguían dependiendo del fotoperiodo. Actualmente se ha conseguido un noventa y ocho por ciento de autofloración, y además los híbridos ya tienen unos efectos más contundentes. Y así es como los bancos dieron respuesta a esta última necesidad. Hoy en día, no solamente los cultivadores con problemas de espacio deciden adquirir esta semillas autoflorecientes, sino que algunos cultivadores las usan para adelantar la cosecha, otros las ponen entre sus plantas madre. Siendo así, las semillas automáticas una gran oportunidad de maximizar tú cosecha. Escrito por Fabini De Caprius – http://www.fabini.es