No son pocas las celebridades que han reconocido fumar o haber fumado marihuana alguna vez en su vida e incluso se pronuncian a favor de la legalización de dicha sustancia. El último en hacerlo ha sido el actor Morgan Freeman, que ha pedido la legalización del cannabis “en todos los ámbitos” alegando que le ayuda a controlar el dolor y que tiene otro muchos “usos útiles”. Freeman, de 77 años, no ha dudado en admitir en una entrevista a The Daily Beast que es un habitual consumidor de esta sustancia prohibida, de la que ensalza sus propiedades medicinales. “Tengo un problema en un brazo, padezco fibromialgia, me duele y la única solución que he encontrado para ese dolor ha sido la marihuana”, ha indicado. Morgan Freeman ha relatado que su relación con la marihuana comenzó “hace muchos años” y cuando se le pregunta cómo la consume, él responde: “¡De cualquier forma! La como, la bebo, la fumo y la esnifo”. “Nunca voy a dejar de fumarla. Es la hierba de Dios”, dijo en una entrevista anterior. El rostro popular más ligado a la marihuna es, con mucha diferencia, el de Bob Marley, quien aseguraba que “las hierbas son buenas para todo” y que fumarlas “te revela tu propio yo a ti mismo”. Otros músicos que se han posicionado claramente a favor de la marihuana son Juanes y Sting, que abogan por su legalización, o Paul McCartney, que dejó de fumarla a los 70 años por respeto a su hija. “Apoyo la despenalización, porque la gente fuma marihuana de todas maneras, y hacerlos pasar por criminales es delirante”, asegura el exBeatle. Fumar cannabis es tan normal como tomar una taza de té Noel Gallagher, de Oasis, considera que “fumar cannabis es tan normal como tomar una taza de té”, Lady Gaga confiesa que fuma “muchísima marihuana” cuando escribe sus canciones y Justin Timberlake no niega ser fumador habitual de hierba. Otro mito de la música que no tuvo reparos a la hora de hablar de la marihuana fue el trompetista Louis Armstrong. “La marihuana es cien veces mejor que el whisky. Es agradable, es una ebriedad que cuesta poco alcanzar, es buena para el asma y relaja los nervios”, dijo en una ocasión. En España, algunos de los defensores del cannabis más conociso son Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina. Tanto Serrat, que asegura que hace ya muchos años que no fuma, como su amigo consideran que la legalización acabaría con las mafias. “Cuando se acabó con la ley seca en Chicago, no se acabaron los borrachos, ¡se acabaron los gángsteres!”, dijo Sabina en una ocasión. Melendi también ha sido muy explícito en este tema. “Nunca romperé una lanza a favor de drogas como la cocaína o el caballo. Son muy dañinas. Pero sí a favor del cannabis. Un porro no tiene nada que con la coca”, aseguró en una entrevista. En la industria del cine, la marihuana también parece tener muchos defensores, como la actriz Jennifer Aniston, que expresó a un medio británico, de forma muy clara, lo que opina sobre esta sustancia: “disfruto fumando cannabis y no veo nada malo en eso”. Aún más contundente es Kirsten Dunst, que asegura que “si todos fumaran, el mundo sería un lugar mejor”. Otra belleza a favor del consumo de “maría” es Megan Fox. “He probado todo tipo de drogas… así fue como me di cuenta de cuáles me gustaban y cuáles no. Sin embargo, creo que la marihuana no puede ser considerada una droga y debería ser legalizada”, reveló. El actor James Franco asegura que ya no fuma, pero dice que sí lo hizo durante bastante tiempo. “No considero que fumar marihuana sea peor que tomar una cerveza”, confesó el interprete justo antes de revelar que la primera vez que fumó fue después de ver Dos tontos muy tontos. Natalie Portman confiesa que fumaba cuando iba a la universidad y Brad Pitt lo hacía al comienzo de su carrera. Matthew McConaughey llegó incluso a tener problemas con las autoridades por culpa de la marihuana. Estamos gastando muchísimo dinero en arrestar a gente por algo que no hace ningún dañoElijah Wood dice que no fuma mucha marihuana porque tiene poca tolerancia, pero le parece absurdo que no sea legal. “Estamos gastando muchísimo dinero en arrestar a gente por algo que no hace ningún daño”, ha comentado en más de una ocasión. Woody Allen, fiel a su estilo, dio su opinión sobre el cannabis con una frase para la posteridad: “La marihuana causa amnesia… y otras cosas que no recuerdo”. En el mundo de las letras, es conocida la postura de Stephen King, quien aseveró que “la marihuana no solo debería ser legal sino que debería ser una industria casera”. Grandes figuras de las letras como Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez también han defendido la legalización de la marihuana como principal medida para combatir el narcotráfico. Esa misma postura la han adoptado a lo largo de la historia personalidades tan dispares como Albert Einstein, Bill Gates, José Mújica, Richard Branson, Michael Bloomberg, el Nobel de Economía Milton Friedman y Arnold Schwarzenegger, quien durante su época como gobernador de California convocó un referéndum para la legalización de la marihuana. No se consiguió por pocos votos. Fue el divulgador científico Carl Sagan el que dejó uno de los más memorables alegatos a favor de la marihuana. “Que el cannabis sea ilegal es realmente increíble, el completo impedimento de utilizar en su totalidad algo que te ayuda a producir una profunda serenidad, sensibilidad y fraternidad tan desesperadamente necesitada en este loco y peligroso mundo”, afirmó con rotundidad.
Lo que necesitas saber de las hojas de cannabis
Las hojas son el aspecto más reconocible y mejor conocido de la planta de cannabis y llevan miles de años apareciendo en nuestro arte en regiones tan dispares que van desde Japón hasta Egipto. A pesar de la gran variedad que se encuentra de forma natural en las poblaciones locales de cannabis, las hojas no difieren mucho en apariencia entre variedades.
Filotaxis de las hojas de cannabis
De acuerdo con la filotaxis estándar, las hojas de cannabis son compuestas (con múltiples foliolos, en lugar de simples, donde una sola hoja crece desde la raíz) y también son decusadas y opuestas, en lugar de alternas. Las hojas opuestas surgen en pares, una a cada lado del tallo, con un espacio libre vertical entre los pares de hojas. Las hojas decusadas son opuestas, aunque cada nuevo par de hojas está en ángulo recto con respecto al último par. Las hojas alternas surgen de la raíz por separado, intercambiando los lados a medida que aumenta la altura vertical.
Aunque las hojas de cannabis suelen ser decusadas, a medida que la planta se prepara para florecer, las hojas pueden empezar a surgir en un patrón alterno. Curiosamente, las plantas revegetadas de cannabis muestran filotaxia alterna. Se realizaron experimentos con cáñamo que demostraron que los primeros ejemplares plantados, que florecieron en condiciones de poca luz, aunque no murieron empezaban a tener nuevos brotes de hojas alternas cuando se aumentaron las horas de luz solar. El nuevo crecimiento inicial fue simple en lugar de compuesto y mientras el nuevo crecimiento continuaba, el número de foliolos aumentaba gradualmente.
Existen pruebas de que este fenómeno conduce a un crecimiento vegetativo mucho más vigoroso, aunque los procesos genéticos que lo producen aún no se entienden completamente. Se cree que la evolución de la filotaxis opuesta y decusada se produjo hace relativamente poco, a partir de un antecesor de una hoja alterna, y que los genes que controlan la filotaxis decusada ‘se desconectan’ aproximadamente para el momento de la inflorescencia.
Diferencias entre las hojas de las tres subespecies principales
Dejando a un lado las excentricidades del crecimiento de la hoja de cannabis por un momento, vamos a echar un vistazo a las diferencias entre las tres subespecies principales de cannabis. La hojas de C. sativa son largas y delgadas, a menudo con bordes dentados pronunciados, que dan a las hojas un aspecto irregular, casi puntiagudo. La coloración de las hojas sativa oscila entre un brillante verde lima y un verde negruzco muy oscuro. Las hojas más grandes con frecuencia pueden llegar tener un máximo de trece foliolos.
Las hojas de C. índica son mucho más anchas y las hojas más grandes, por lo general, tienen un menor número de foliolos que las hojas más grandes sativa, entre siete y nueve foliolos. Las hojas índicas son generalmente de un profundo color verde oliva. Las hojas de color verde muy claro son poco frecuentes y a menudo son un signo de que hay alguna carencia.
Las hojas de C. ruderalis son generalmente más pequeñas que las otras subespecies, ya que la planta madura es mucho más pequeña en general, y las hojas más grandes pueden contener desde cinco hasta trece foliolos. Las hojas de Ruderalis están por lo general más cerca de laIndica en términos de anchura, aunque pueden ser mucho más estrechas de lo que lo sería normalmente cualquier hoja índica.
Patrones de mutación de las hojas observados en el cannabis
La increíble variedad en la morfología del cannabis en todo el mundo ha dado lugar a que se encuentren, de vez en cuando, algunos tipos de hoja muy poco frecuentes. Muchos de estos rasgos caracteristicos se consideran muy convenientes debido a que visualmente son diferentes al cannabis “normal”, por lo que que pueden servir para ocultar un cultivo de la atención no deseada de la fuerzas de la ley en las zonas donde el cultivo es ilegal.
Hojas palmeadas
Las hojas palmeadas son una mutación común que varios criadores han intentado estabilizar. Por desgracia, sus esfuerzos no han convencido hasta el punto de que ahora hay variedades palmeadas disponibles comercialmente, aunque en el pasado era posible conseguir variedades palmeadas como Ducksfoot en forma de semilla.
Filotaxis verticilada
La filotaxis verticilada es otra mutación común, aunque esta es menos conveniente para disimular el cultivo ya que las plantas siguen, sin duda, pareciendo cannabis. Sin embargo, muchos cultivadores encuentran este rasgo conveniente para fines cosméticos y, asimismo, algunos creen que las plantas verticiladas producen flores de mayor potencia, aunque esto no ha sido demostrado.
Cannabis Australian Bastard
El cannabis Australian Bastard es tal vez la mutación más sorprendente que se haya visto jamás en el cannabis. Se cree que esta mutación se observó por primera vez en poblaciones tránsfugas cerca de Sidney. Los criadores han intentado estabilizar el rasgo, aunque sin éxito comercial. Esta mutación adopta la forma de suculentos foliolos sin pelos, generalmente con no más de cinco foliolos en una hoja. Los foliolos individuales por lo general no superan unos pocos centímetros de longitud.
A pesar del atractivo del cannabis que no parece cannabis, la mayoría de los intentos de criar variedades viables utilizando estas genéticas han fracasado. No es de extrañar entonces que los mejores resultados se obtengan, en general, de plantas sanas que presentan características normales. Sin embargo, el éxito de la cría de genéticas rudelaris (que son pobres en cannabinoides) con variedades de mayor potencia sugiere que con una mayor investigación se pueden mejorar los resultados.
La elaboración de la cerveza de cannabis
El primo botánico más cercano del cannabis, la planta de lúpulo, ha sido un elemento esencial del proceso de elaboración de la cerveza durante cientos, si no miles de años. El lúpulo se caracteriza por un sabor fuerte y amargo, y un aroma fragante, que suele compararse con el del cannabis. De ahí que, actualmente, algunos fabricantes de cerveza estén experimentando con el uso de cannabis junto con el lúpulo.
Resumen: elaboración de la cerveza
En pocas palabras, el proceso de fabricación de la cerveza consiste en tomar una material de origen rico en almidón (por lo general un grano de cereal como la cebada), para convertirlo en una sustancia azucarada conocida como mosto de la cerveza, que luego se fermenta hasta que los azúcares (por lo menos parcialmente) se transforman en alcohol. El proceso de fermentación se lleva a cabo mediante el uso de levadura, que produce las enzimas que convierten los azúcares en etanol.
En la etapa inicial del proceso, los granos de cereal molidos y malteados (conocidos como “molienda”) se machacan con agua caliente (lo que los fabricantes de cerveza llaman “licor”) en un recipiente grande conocido como cuba de maceración. Los granos malteados son aquellos cuyo proceso de germinación se desencadena por la inmersión en agua, y a los que, luego, se les impide germinar completamente a través de la exposición al aire caliente. El proceso de malteado desencadena el desarrollo de las enzimas necesarias para transformar los almidones en azúcares. Después de 1 ó 2 horas de maceración, los almidones se convierten, en su mayor parte, en azúcares, y después se filtra el agua (que ahora contiene los azúcares disueltos) para eliminar los restos de los granos. Esta mezcla de agua y azúcares disueltos es el mosto.
A continuación, el mosto se coloca en una caldera (tradicionalmente de cobre) y se hierve durante alrededor de una hora. Esto permite que el agua se evapore y los azúcares se concentren. Esta fase también garantiza que las enzimas residuales que quedaron de la etapa de maceración sean destruidas. Durante la fase de cocción, se añade el lúpulo a la caldera, pudiendo añadir distintos tipos de lúpulo en cualquier momento, lo que además puede repetirse una o más veces en diferentes etapas. El lúpulo confiere amargor, aroma y sabor a la cerveza: cuanto más tiempo hierve, más amargo es el resultado final, pero se sacrifican el sabor y la fragancia. Una vez que se añade el lúpulo a la mezcla, se conoce como “mosto lupulado”.
Después de la cocción, hay que dejar enfriar el mosto lupulado, para después meterlo en una cuba o tanque grande conocido como fermentador, donde se introduce la levadura. Así comienza el proceso de fermentación, que puede durar como mínimo una semana, o como máximo varios meses, dependiendo de la variedad de levadura utilizada y del contenido de alcohol del resultado final. La cerveza suele fermentarse más de una vez, en una serie de dos o más fermentadores. Además de convertir los azúcares presentes en etanol, el proceso permite que las partículas finas de material que se mantiene en suspensión se asienten. Una vez que se completa la fermentación, la levadura también se asienta, de manera que el producto final es claro.
Después de completar el proceso de fermentación, se añade más azúcar a la preparación. La levadura sobrante que queda en la cerveza comienza a reaccionar con el azúcar, liberando burbujas de dióxido de carbono, que son la causa de la carbonatación en las bebidas gaseosas. Esta etapas del proceso de elaboración de la cerveza se conoce como “cebado” (priming) o “condicionado” (conditioning), y son generalmente los procesos finales antes del embotellado. Después de añadir el azúcar, la cerveza se deja reposar durante alrededor de una semana para permitir que la mayoría de la carbonatación se disipe, de lo contrario, si se embotella antes de tiempo, el exceso de carbonatación puede hacer que se acumule presión y las botellas pueden deformarse o reventar.
El uso del lúpulo en el proceso de elaboración de la cerveza
Antes de la introducción del lúpulo, el principal agente saborizante utilizado en la elaboración de cerveza era una mezcla de hierbas conocida como “gruit”. Es importante señalar que el lúpulo se utiliza, sobre todo, para potenciar el sabor y la estabilidad. Su presencia no es esencial para el proceso de fabricación de la cerveza, y muchas cervezas a largo de la historia ha sido elaboradas utilizando saborizantes alternativos.
Además de proporcionar sabor y aroma, se sabe que el lúpulo ejerce un efecto antibacteriano selectivo, que permite que la actividad de la levadura se produzca sin obstáculos, pero inhibe las acciones de las bacterias no deseadas. Cuando se empezó a utilizar el lúpulo, ampliamente, en la elaboración de la cerveza, enseguida se observó que las cervezas elaboradas con lúpulo se deterioraban menos que las otras cervezas, debido a esta extraordinaria propiedad de la planta.
Las resinas del lúpulo contienen dos formas principales de ácidos naturales, conocidos como ácidos alfa y beta, y el propio lúpulo se clasifica de acuerdo con el porcentaje de ácido alfa que contiene. Los ácidos alfa tienen un efecto antibacteriano medio, lo que favorece selectivamente la actividad de la levadura en el proceso de fermentación y contribuye a la amargura de la cerveza. Mientras que los ácidos beta no contribuyen a la amargura o al sabor general de la cerveza, sí contribuyen al aroma y suele añadirse lúpulo con alto contenido en ácidos beta al mosto al final de la cocción.
Las semejanzas entre la planta del lúpulo y la planta del cannabis, y entre sus respectivos métodos y características de crecimiento son sorprendentes. Tanto el cannabis como el lúpulo son especies de plantas dioicas, es decir, que por lo general se desarrollan, por separado, en plantas masculinas y femeninas, aunque en casos raros, las plantas pueden ser monoicas, con flores masculinas y femeninas separadas en la misma planta. Sólo se utilizan las flores femeninas del lúpulo para aromatizar la cerveza, y al igual que ocurre con el cannabis, la presencia de las semillas no es deseable. Por lo tanto, si el lúpulo se propaga vegetativamente, las plantas machos se sacrifican y no se las permite crecer.
Los aromatizantes alternativos para la elaboración de cerveza
Gruit, la mezcla de hierbas tradicionalmente utilizada para aromatizar la cerveza, por lo general, incluye hierbas silvestres comunes en el norte de Europa, tales como el mirto de brabante (Myrica gale), la artemisa (Artemisia vulgaris), el brezo (Calluna vulgaris),la hiedra terrestre (Glechoma hederacea), y la milenrama o aquilea (Achillea millefolium). Algunas mezclas de “gruit” también incluyen pequeñas cantidades de beleño negro, bayas de enebro, jengibre, semillas de alcaravea, anís, nuez moscada y canela. Además de proporcionar sabor, ahora se sabe que algunos de los ingredientes del “gruit” poseen propiedades antibacterianas propias.
Durante la década de 1990, EE.UU. y Europa vivieron un renacimiento del entusiasmo por las cervezas artesanales elaboradas en pequeñas cervecerías independientes. Junto con esto, se produjo un renovado interés en la cerveza sin lúpulo y en las cervezas elaboradas con mezclas o ingredientes “gruit”. Entre algunos ejemplos europeos se incluyen Gageleer (que también usa mirto de brabante dulce) procedente de Proefbrouwerij en Bélgica, Fraoch (aromatizada con mirto de brabante dulce, jengibre y flores de brezo) y Alba (que utiliza ramitas de pino y brotes de abeto) de Williams Bros en Escocia. Myrica (con mirto de brabante dulce) de O’Hanlons en Inglaterra, y Cervoise de Cerveza Lancelot con sede en la Bretaña (que utiliza una mezcla “gruit” que consiste en flores de brezo, especias y lúpulo).
La cerveza elaborada con cáñamo puede venderse en cualquier lugar de los EE.UU., siempre y cuando dé negativo en las pruebas del THC. En distintos momentos, han estado disponibles diferentes cervezas fabricadas con marihuana, entre las que se incluyen O’Fallon Hemp Hop Rye, Cannabia Hemp Beer, Weed Golden Ale, Lagunitas Waldos’ Special Ale, SweetWater 420 Extra Pale Ale, y Harvest Moon Organic Hemp Ale.
Con el fin de conseguir la aprobación del Gobierno Federal para la venta a nivel nacional, la comercialización y el diseño de una marca de cerveza de cáñamo no deben hacer referencia ni hacer parecer más atractivo al cannabis. En Washington, una cerveza de elaboración local conocida como Joint Effort se ha hecho, sin armar revuelo, cada vez más popular. Joint Effort se vendió por primera vez de barril en julio de 2013, y poco después en botellas en octubre de ese mismo año, y ya está disponible en más de ochenta lugares en todo el estado. Sin embargo, debido a su publicidad, sin reparos, relacionada con el cannabis, la bebida ha sido rechazada para la venta en todo el país por la Alcohol and Tobacco Tax and Trade Bureau (Agencia de Impuestos y Comercio de Alcohol y Tabaco).
Joint Effort, creada por Redhook Ale Brewery y Hilliard’s Beer, está decorada con el eslogan “una colaboración sospechosa entre dos colegas” (bud, en inglés, significa cogollo y colega). En los bares que tienen la cerveza de barril, los tiradores están hechos de bongs comprados en head shops locales. También se pretende que el sabor y el aroma recuerden al de cannabis, y se dice que lo consigue bastante bien.
¿Puede hacerse cerveza con marihuana que tenga propiedades psicoactivas?
Algunas fuentes indican que el cannabis debe añadirse al mosto en la etapa de cocción (aunque esto puede hacer que la mayor parte de los terpenos desaparezcan), mientras que otros sostienen que añadir el cannabis en el momento del “flameout” apagado (inmediatamente después de extraer el mosto de la fuente de calor) asegura el sabor y la máxima extracción de THC. Otros afirman que añadir los cogollos de cannabis secos después de que el mosto se haya enfriado es más eficaz (de manera similar en la que la cerveza puede ser “lupulada seca”, permitiendo se desarrolle el máximo sabor y aroma).Los fabricantes de cerveza casera de todo el mundo, especialmente en los EE.UU., Canadá y Europa, han experimentado añadiendo cannabis a la cerveza, con diferentes grados de éxito. Es difícil encontrar detalles concretos, ya que muchos foros pueden dar consejos imprecisos y engañosos. La mayoría coincide en que, antes de añadir el cannabis, los cogollos secos deben remojarse en agua fresca filtrada para eliminar la clorofila y los alquitranes solubles en agua, lo que puede afectar negativamente al sabor general.
La mayoría de los fabricantes de cerveza casera parecen coincidir en que el cannabis debería añadirse una vez ha terminado la fermentación inicial, y los azúcares presentes se han transformado principalmente en etanol. Este parece ser el enfoque más lógico, ya que permite que los cannabinoides presentes sean extraídos más eficazmente y que la cerveza pueda adquirir propiedades psicoactivas. Algunos precisan que el cannabis deben añadirse cuando se pone la cerveza en el segundo fermentador, dejándolo allí una semana o más para que los cannabinoides sean extraídos.
¿Qué tipo de cerveza se elabora mejor con cannabis?
Según varios informes, entre los mejores estilos para dar cabida a la experimentación con el cannabis se encuentran la Imperial IPA, los barley wines (vinos de cebada), la cerveza negra y la pale ale. Estos tipos suelen tener un contenido relativamente alto de alcohol. Lo ideal sería un contenido alcohólico de 6,5% a 8% ABV, que permitirá que el THC y los otros cannabinoides sean extraídos. Algunos fabricantes de cerveza casera aumentarán el contenido de alcohol hasta el 10% ABV, para crear un producto final con un gusto importante.
Los barley wines (vinos de cebada) de cannabis son particularmente populares entre los fabricantes de cerveza casera, y dan resultados finales llenos de sabor, alcohol, y THC. Sin embargo, estos sabores le resultan abrumadores a casi todo el mundo, excepto a los bebedores de cerveza más osados. En general, las IPAs y pale ales son más tolerantes con el paladar inexperto, y siempre que haya una buena columna vertebral de malta, los sabores de lúpulo y del cannabis no deberían ser demasiado apabullantes.
La mayoría de los fabricantes de cerveza casera realizan varios intentos para desarrollar cervezas con infusión de cannabis que estén a la altura. El cannabis tiene sabores únicos y complejos que no todos saben apreciar de inmediato, y puede resultar difícil mezclarlos con sutileza. Sin embargo, cuando se consigue, las cervezas de cannabis puede tener un excelente sabor y aroma, y proporcionar un efecto distinto tanto del cannabis como del alcohol.
Elaboración de cerveza con la extracción de marihuana “dragón verde”
Si la prioridad es conseguir un resultado final que incorpore un poderoso toque de THC, es posible utilizar una técnica diferente. En lugar de añadir la marihuana directamente al mosto, en este método se deja reposar en alcohol de alta resistencia, como el vodka, para elaborar una sustancia comúnmente conocida como extracción o tintura “dragón verde”. Este concentrado líquido se añade a la cerveza al final del proceso de elaboración, antes de la fase de “cebado” o “condicionado”.
La etapa de condicionado generalmente implica el uso de una solución de cebada compuesta de azúcar y agua, que se añade directamente al mosto. Cuando se elaboran cervezas con infusión de cannabis utilizando este método, según se dice, es posible añadir la extracción a la solución obtenida del cebado o priming antes de añadir la mezcla resultante al mosto. Cuando se añade la mezcla al mosto, hay que tener cuidado de removerla suavemente y evitar salpicar, ya que si se perturba demasiado la superficie de la bebida una vez que la fermentación se ha completado, puede oxidarse y ponerse rancia. Una vez que la mezcla ha sido removida y mezclada lentamente en el mosto, se deja reposar durante más o menos una semana, para permitir que se produzca la carbonatación.
Es preferible hacer la extracción de dragón verde lo más cerca posible del momento de la elaboración de la cerveza, ya que si se guarda o almacena durante mucho tiempo puede hacer que pierda potencia y adquiera un sabor intensamente amargo. Muchos creen erróneamente que las tinturas de cannabis con etanol deben dejarse reposar durante un máximo de un mes para extraer totalmente los cannabinoides. Sin embargo, esto sólo permite que se extraigan los alquitranes y la clorofila de la planta. En su lugar, es mejor un método rápido de lavado, mediante el cual sólo se deja la marihuana dentro del alcohol durante un máximo de treinta minutos antes de ser filtrada y separada. Entonces, el alcohol se evapora calentando la mezcla, hasta que alcance una consistencia almibarada. No se aconseja que se evapore totalmente el alcohol, ya que la dragón verde se mezcla más fácilmente en la cerveza cuando todavía está muy líquido.
Puede resultar complicado determinar la cantidad correcta de la extracción dragón verde que hay que añadir a la cerveza. Si se añade demasiado alcohol al mosto, puede hacer que la levadura pierda su acción, y el proceso de cebado se verá afectado. Algunas especies de levaduras salvajes empiezan a perder su efecto cuando el contenido total de alcohol del mosto es tan bajo como el 5%. Para la Saccharomyces cerevisiae, la especie más comúnmente utilizada en la industria cervecera, el contenido de alcohol puede ser tan alto como el 17%. Siempre y cuando se preste atención a la potencia de la extracción dragón verde, debe ser fácil evitar llegar a un contenido tan alto de alcohol. Por lo general, parece que una concentración de hasta 0,5 g de cannabis por botella terminada de cerveza es la cantidad óptima para garantizar un toque bien redondo tanto a cannabis como a alcohol.
Recetas para fabricar cerveza casera de cannabis
Para los principiantes absolutos, y todos aquellos que desean mantenerse al margen de los caprichos de la elaboración de cerveza casera, la técnica más simple consiste en comprar un kit de cerveza casera básico (como el kit de Mr. Beer) y seguir las instrucciones. A continuación, se añaden los cogollos de marihuana secos, una semana antes del embotellado.
Para aquellos que tienen un conocimiento más avanzado sobre cómo elaborar cerveza, hay varias recetas disponibles. Las personas que elaboran cerveza por primera vez suelen utilizar un proceso conocido como “extracto de cerveza” (extract brewing), con este método, puede saltarse la fase de maceración de los granos enteros para producir mosto. En su lugar, se añaden extractos de malta y lúpulo al agua y se calienta para producir mosto de cerveza. Este proceso es considerablemente más simple y requiere menos equipo y habilidad.
Cuanto más avanzados son los fabricantes de cerveza, que prefieren mantener un enfoque purista de la preparación, son más propensos a utilizar el método de elaboración de la cerveza de todos los granos descrito en la primera sección de este artículo. A continuación, se muestra una receta para producir un poco menos de 20 litros, adaptada tanto para el método del extracto como para el método de todos los grano.
Método del extracto:
- 1 libra (0,45kg) de caramelo de malta 20l
- 3 libras de extracto de malta seca y extra ligera
- 4 libras de extracto de malta clara
- 6 onzas (1 onza=28,34g) de lúpulo
- Levadura
- 1-3 oz de marihuana (1 oz de buena calidad, y un máximo de 3 oz de menor calidad o del recorte)
Método de todos los granos:
- 10 libras de malta clara belga
- 1 libra de galletas belgas
- 1 ó 2 libras de caramelo 20l
- 1 oz de lúpulo 10-12% AABW
- 3 oz de lúpulo 4-6% AABW
- Levadura 1056 Wyeast American Ale
- 1 oz de marihuana de buena calidad
El momento perfecto para añadir el cannabis es cuando se pone la cerveza dentro del fermentador secundario. Para esta tanda, hay que secar lúpulo con una onza de distintos lúpulos y poner el cannabis también. Deja que el cerveza acabe el condicionado durante una o dos semanas antes embotellarla. He elaborado esta misma receta con hasta 3 oz de ak47, y después de tomarme solamente una cerveza, me quedé dormida como un bebé. También he hecho tandas utilizando sólo una onza de swag y después de seis cervezas me sentí bastante colocada (perfecta para los conciertos), y además he hecho cervezas de cannabis tipo Ale con una gran cantidad de cebada, repletas de sabor, alcohol y THC. Por desgracia, el sabor era demasiado fuerte para el bebedor medio cerveza, por lo que desarrollé una receta más atractiva para la mayoría, que mantiene un montón de sabor a lúpulo que complementa los tonos terrosos del cannabis, todo equilibrado por el sabor fresco de la malta que todavía se puede detectar a través del sabor del cannabis y del lúpulo. Si de verdad quieres intentar hacer cerveza tipo Ale con marihuana, pero no tienes ningún conocimiento previo sobre la elaboración de la cerveza, te sugiero que compres uno de esos pequeños kits de elaboración de cerveza de Mr. Beer y sigas todas las instrucciones. Después, cuando la cerveza esté envejeciendo, puedes añadir el cannabis. (La clave es añadir el cannabis después de que la mayor parte de los azúcares se hayan convertido en alcohol.)
Regenerar las plantas de cannabis
El cannabis es una planta anual. Las plantas silvestres germinan, crecen, florecen y mueren en el transcurso de un año, en respuesta a las variaciones estacionales de la luz del día. El año siguiente, crecen nuevas plantas a partir de las semillas producidas por la generación anterior. Sin embargo, es posible rejuvenecer una planta después de la floración, y “engañarla” para que vuelva a producir.
Cómo se hace
Cuando se cosecha una planta de cannabis madura, se retira por completo el tercio superior de la planta, que comprende todas las hojas, cogollos y tallos. El tercio central debe podarse selectivamente para retirar las colas, dejando la mayoría de las hojas más grandes en su sitio.
En el tercio inferior, hay que quitar las flores terminales más grandes, pero todos los cogollos más pequeños y todas las hojas deben permanecer intactos. Muchos de estos brotes más pequeños son irrelevantes en términos de peso en seco, pero son fundamentales para estimular el proceso de regeneración. Por lo tanto, es recomendable dejar la mayor cantidad posible de pequeños brotes en las ramas más bajas. Al revés de lo que ocurre con el patrón de crecimiento normal de la planta de cannabis, durante el proceso de regeneración, el crecimiento regenerativo se produce más rápidamente en las ramas inferiores.
Cuál es la idea
Una vez que la planta ha florecido, debe volver a un período corto de crecimiento vegetativo. Esto permite que vuelvan a crecer más ramas y hojas en la planta, preparándose así para una nueva ronda de floración. Con el fin de reanudar el crecimiento vegetativo, los cultivadores suelen cambiar la iluminación de 12/12 por el horario de 18/6 (hasta 24/0), al mismo tiempo que cambian el régimen de nutrientes, volviendo a los alimentos vegetales.
Normalmente, se administra una gran dosis de nitrógeno inmediatamente después de la cosecha, con el fin de enviar una señal clara a la planta para que reanude el crecimiento vegetativo. Hay que recordar un aspecto importante, ahora que falta la mayor parte de la planta, no necesitará tanta agua como justo antes de la cosecha, y, por lo tanto, la cantidad debería reducirse a unos dos tercios. Después de dos semanas de crecimiento vegetativo, el nuevo crecimiento debe estar bien consolidado y la planta debe estar lista para volver a su siguiente fase de floración.
Se pueden seguir diferentes pasos para mejorar el proceso de rejuvenecimiento más allá de cambiar la iluminación y el régimen de nutrientes. Si se cultiva en macetas usando sustrato, trasplantar las plantas a macetas más grandes y reponer la mayor parte del sustrato facilitará un nuevo crecimiento de la raíz y un crecimiento vegetativo vigoroso.
Ventajas de la técnica
La ventaja más evidente de regenerar las plantas de cannabis es el ahorro de tiempo. A medida que el sistema de la raíz y del tallo están completamente formados, y se conservan algunas ramas, se puede evitar gran parte del tiempo empleado en el crecimiento vegetativo en las rondas posteriores de floración. Así, como bastan sólo dos semanas de crecimiento vegetativo para rejuvenecer la planta, por lo general se puede completar una segunda cosecha en tan sólo ocho semanas.
Otra razón para rejuvenecer una planta es preservar la genética. Si se cultiva a partir de la semilla, no siempre es posible, o conveniente, sacar esquejes de cada espécimen individual. Por otra parte, cuando la planta florece, se puede saber mucho más de sus características y valor potencial que durante el período vegetativo temprano. Por lo tanto, tiene muchísimo sentido rejuvenecer las plantas después de la floración, ya que no sólo se puede persuadir a la propia planta para que produzca más cogollos, sino que se pueden conseguir clones durante las dos semanas de crecimiento vegetativo, antes de la segunda ronda de floración. También es posible mantener la planta en crecimiento vegetativo indefinidamente y continuar sacando esquejes.
Además, pueden aumentarse la potencia y el sabor en las cosechas sucesivas si se dan ciertos pasos. Según algunos informes, la polinización de la planta durante los períodos alternativos de floración es la clave de este aumento de la calidad. Durante el período de floración inicial, la planta debería permanecer sin polinizar, pero durante el próximo periodo de floración, después de que la planta ha vuelto al crecimiento vegetativo, las flores deberían ser expuestas al polen masculino. Después de algunos ciclos, la planta debería alcanzar un gran tamaño, y producir clones y cogollos excelentes. Sin embargo, esta técnica no es muy conocida, y no está nada claro cómo se produce este proceso, si es que ocurre.
Las posibles desventajas
La mayor desventaja de regenerar las plantas después de la floración es que el rendimiento de las futuras cosechas será inferior en general. Además, se tiene constancia de que la calidad de cada cosecha puede verse afectada, aunque hay quien afirma que esto se debe al uso de técnicas inadecuadas (por ejemplo, por la acumulación de nutrientes que se produce con el tiempo en los sistemas hidroeléctricos).
Las plantas regeneradas también se ven sometidas a un gran estrés, del que pueden tardar varias semanas en recuperarse por completo. A menudo, presentan síntomas de estrés, como un número inferior de foliolos por hoja, hojas arrugadas, y un crecimiento general lento.
Es evidente que la regeneración de las plantas no es adecuada para todo el mundo. En los sistemas hidráulicos, hay más desventajas posibles, y en los sistemas hidroeléctricos, el crecimiento vegetativo de los clones se produce tan rápidamente como para que cualquier posible ahorro de tiempo resulte insignificante.
La regeneración de las plantas de exterior
Aunque la regeneración del cannabis es mucho más fácil en interior, donde es posible controlar con más precisión la iluminación y otras variables ambientales, también es posible regenerar las plantas de cannabis en exterior. Por lo general, esto sólo es posible en las zonas con ciclos de crecimiento largos, o con poca variación estacional en la temperatura y el fotoperiodo. Por ejemplo, en las regiones subtropicales como Hawái, se dispone de informes de los cultivadores que han mantenido plantas durante varios años y que han producido múltiples cosechas.
Básicamente, la clave para el rejuvenecimiento con éxito en exterior es la duración del día. Si puedes cosechar tus plantas en junio (en el hemisferio norte), entonces no habrá tiempo suficiente para permitir que las plantas revegeten durante varias semanas, antes de que el nivel de luz baje lo suficiente para volver a iniciar la floración de forma natural. Al igual que con las plantas de interior, el tercio superior debe retirarse totalmente, el tercio central debe podarse de manera selectiva y el tercio inferior debe dejarse principalmente intacto a excepción de las colas más grandes. Asegúrate de que la planta recibe abundante nitrógeno y sol, y la planta debería reanudar el crecimiento vegetativo, más o menos, en dos semanas.
La regeneración de plantas autoflorecientes
Aunque se ha informado de que se han regenerado plantas autoflorecientes con éxito, existe mucha controversia y confusión en torno al tema. Muchas personas han retirado con éxito las colas centrales de plantas autoflorecientes, dejando los cogollos más pequeños, y, posteriormente, han sido testigos del crecimiento de nuevas flores.
Sin embargo, no se ha demostrado que estas plantas vuelvan de nuevo al estado vegetativo, lo que representa una parte esencial del proceso de regeneración. Además, la mayoría de los informes reconocen que el nuevo crecimiento es más lento y de menor rendimiento y que el proceso es, probablemente, menos eficaz que simplemente sembrar nuevas plantas empezando desde cero.
En general, parece que la regeneración de las plantas puede aportar beneficios en ciertas situaciones, por ejemplo, cuando se trata de preservar las genéticas que no se clonaron durante el período vegetativo inicial. Sin embargo, para muchos cultivadores normales, el esfuerzo y la complejidad de regenerar plantas con éxito hace que el proceso no resulte factible.
Maximizar la producción de una planta de cannabis
Maximizar la producción o rendimiento final de la cosecha es uno de los aspectos más complejos del cultivo de cannabis, y las informaciones sobre la mejor manera de hacerlo son variadas. Aquí, hemos recopilado algunos de los métodos básicos y contrastados que te ayudarán a conseguir cosechas abundantes.
Seleccionar variedades de alto rendimiento
En términos de rendimiento, no todas las variedades son iguales. Por ejemplo, las variedades autóctonas o landrace suelen producir rendimientos bastante bajos en comparación con los híbridos comerciales modernos, que en algunos casos son capaces de producir cosechas importantes. Por otra parte, el rendimiento es sólo uno de los rasgos seleccionados en el mundo de la cría de híbridos comerciales, y entre otros se incluyen el sabor, el aroma, la potencia y las características de crecimiento, tales como la altura y espesura. Por lo tanto, las variedades más potentes o aromáticas pueden no ser las que proporcionen una mayor producción, y viceversa.
Así pues, para garantizar una producción elevada, si se cultiva a nivel comercial o se intenta conseguir un suministro individual que dure todo el año, elegir la variedad correcta debe ser la primera consideración.
Optimizar las condiciones del cuarto de cultivo
En primer lugar, mantener condiciones no óptimas en el cuarto o habitación de cultivo casi siempre reducirá la producción final. Los errores más comunes son los niveles incorrectos de flujo de aire, de temperatura y de humedad, junto con niveles erróneos de nutrientes, pH, o una frecuencia incorrecta de riego. Incluso si las plantas no muestran signos externos de estrés, es casi inevitable que optimizando las variables se les proporcione un impulso considerable.
A los cultivadores principiantes, les puede ser de utilidad observar sus primeros cultivos como pruebas prácticas, en las que cultivar, florecer y cosechar las plantas con éxito, y sin perderlas a causa de las enfermedades, plagas, deficiencias o toxicidades, puede calificarse como una victoria. Para algunos, esto puede ser el caso de buenas a primeras. Para otros, en particular, los que cultivan en condiciones atípicas, se requiere un alto grado de ensayo y error antes de asegurarse ningún tipo de cosecha.
Una vez que empieces a obtener resultados consistentes, puedes comenzar a jugar un poco ajustando tus variables, tales como la iluminación, los regímenes de nutrientes, y así sucesivamente. Con el tiempo, empezarás a discernir, de primera mano, el efecto de los diferentes ajustes que has probado. Por supuesto, la variabilidad entre variedades es muy alta, y como “lo que no mata, engorda”, algunas variedades crecen con fuerza con altos niveles de nutrientes en la alimentación, mientras que otras pueden sufrir efectos tóxicos y catastróficos como resultado de los nutrientes.
Aumentar la intensidad de la luz
Aunque casi todo el mundo sabe que el período de oscuridad es crucial para la floración del cannabis con éxito, los cultivadores principiantes no suelen ser muy conscientes de la importancia de la intensidad de la luz durante la floración. En pocas palabras, la intensa luz del día alimenta la reacción de la fotosíntesis que produce azúcar para el crecimiento de las flores o cogollos, mientras que la oscuridad ininterrumpida permite la producción y liberación de florígeno, la hormona de la floración, sin la cual las plantas de cannabis simplemente no florecen.
Por lo tanto, maximizar la intensidad de la luz es una opción importante cuando se trata de conseguir la maximiza producción posible. La luz típica utilizada en una habitación de cultivo de interior es una lámpara de alta presión de sodio (HPS) de 600W. Si ésta se cambia por una de 1000W, los lúmenes disponibles para la planta pasan de 90.000 a unos 135.000. Algunos cultivadores han informado de que su producción ha sido el doble después de cambiar a lámparas de 1.000W. También es posible pasar a usar dos lámparas de 600W en lugar de una, lo que puede permitir una mejor cobertura lumínica.
Las bombillas de 600W frente a las bombillas de 1000W
La discusión sobre si dos lámparas de 600W son mejor que una lámpara de 1000W sigue en curso en la comunidad del cultivo. Muchos afirman que la proporción de lumen por vatio es más favorable con lámparas de 600W. Esto solía ser cierto en el pasado, pero puede serlo menos a día de hoy, ya que se han desarrollado y comercializado las bombillas de 1000W súper eficientes. Otros argumentan que la penetración de luz en el follaje que ofrecen las bombillas de 1000W las hace muy superiores, incluso cuando se consideran todos los demás factores. Como de costumbre, jugar con tus variables es siempre la mejor manera de trabajar en lo que es correcto para tu situación particular.
Una cosa muy importante a tener en cuenta si se aumenta la intensidad de la luz es que casi todas las demás variables tendrá que ajustarse en consecuencia. Las lámparas de 1000W emiten mucha más energía térmica que las lámparas de 600W, por lo que los ajustes tendrán que hacerse con el fin de mantener tu cuarto dentro del rango. Una opción es utilizar lámparas refrigeradas por aire (cooltube) para sacar el aire caliente directamente de la habitación. Aumentar la fuerza de tu extractor de aire es otra. Para evitar los problemas de calor excesivo completamente, invertir en sistemas intensivos de iluminación LED de alta calidad puede ser el camino a seguir (y pueden ahorrarte una suma considerable en la factura de la luz).
Utilizar gas CO₂ para mejorar la producción
Otra posibilidad interesante cuando se trata de maximizar la producción es el uso de gas dióxido de carbono (CO₂). Hay una cantidad importante de investigaciones que proporcionan pruebas de la eficacia de añadir CO₂ atmosférico cuando se trata de maximizar la producción obtenida de diferentes cultivos, entre los que se incluye el cannabis. La mayor parte de la literatura disponible recomienda niveles de CO₂ de 1500 partes por millón (ppm) para conseguir mejoras perceptibles. Los niveles superiores pueden resultar perjudiciales, y los niveles más bajos no aportarán mejoras notables.
Además, el uso de CO₂ va mano a mano con las temperaturas elevadas en la habitación de cultivo, por lo que merece la pena tenerlo en cuenta en caso de que decidas cambiar a una iluminación de mayor intensidad. Las plantas que crecen en ambientes enriquecidos con CO₂ son capaces de prosperar a temperaturas más altas de lo normal, y como el CO₂ es una parte esencial de la reacción de la fotosíntesis, aumentar su concentración en la atmósfera, cuando la intensidad de la luz se incrementa, es lógico. Más luz y más CO₂ es igual a más fotosíntesis, y por lo tanto, más azúcar producido par el crecimiento de las flores.
La poda selectiva y otras técnicas para maximizar la penetración de luz
Otro aspecto importante a la hora de maximizar la producción es la optimización de la cobertura y la penetración de la luz, y una de las maneras más fáciles de hacerlo es manipular las plantas y podarlas de forma selectiva. Mientras que las plantas están en la etapa vegetativa, se pueden utilizar técnicas más intensivas para maximizar las cosechas o técnicas de supercropping. Otra técnica es el “topping” que consiste en cortar la punta de la hoja terminal del extremo de cada rama para provocar que los siguientes dos brotes se ramifiquen en su totalidad. Si esto se repite cada semana, más o menos, para cuando comienza la floración, la planta debe tener por lo menos el doble de la cantidad normal de puntas en las ramas, y por lo tanto, más espacio para que las flores crezcan. El uso de cuerdas o enrejados también puede ayudar a mantener las puntas de las ramas, uniformemente, espaciadas de modo que tengan el mismo acceso a la luz.
El acceso a la luz es muy importante cuando se trata de obtener una producción mayor. Con el fin de garantizar que la mayor cantidad de luz útil posible llegue a las flores, se pueden recortar las hojas de mayor tamaño, gradualmente, a medida que la etapa de floración progresa. Como la penetración de la luz a partir de la mayoría de los sistemas de iluminación interior disminuye drásticamente a una distancia de unos 30 cm de la bombilla, también puede ser aconsejable recortar la mayor parte de las hojas y las ramas más bajas, ya que la energía que la planta pone en estos sitios se podría utilizar mejor en la parte superior de la planta.