Maximizar la producción o rendimiento final de la cosecha es uno de los aspectos más complejos del cultivo de cannabis, y las informaciones sobre la mejor manera de hacerlo son variadas. Aquí, hemos recopilado algunos de los métodos básicos y contrastados que te ayudarán a conseguir cosechas abundantes.
Seleccionar variedades de alto rendimiento
En términos de rendimiento, no todas las variedades son iguales. Por ejemplo, las variedades autóctonas o landrace suelen producir rendimientos bastante bajos en comparación con los híbridos comerciales modernos, que en algunos casos son capaces de producir cosechas importantes. Por otra parte, el rendimiento es sólo uno de los rasgos seleccionados en el mundo de la cría de híbridos comerciales, y entre otros se incluyen el sabor, el aroma, la potencia y las características de crecimiento, tales como la altura y espesura. Por lo tanto, las variedades más potentes o aromáticas pueden no ser las que proporcionen una mayor producción, y viceversa.
Así pues, para garantizar una producción elevada, si se cultiva a nivel comercial o se intenta conseguir un suministro individual que dure todo el año, elegir la variedad correcta debe ser la primera consideración.
Optimizar las condiciones del cuarto de cultivo
En primer lugar, mantener condiciones no óptimas en el cuarto o habitación de cultivo casi siempre reducirá la producción final. Los errores más comunes son los niveles incorrectos de flujo de aire, de temperatura y de humedad, junto con niveles erróneos de nutrientes, pH, o una frecuencia incorrecta de riego. Incluso si las plantas no muestran signos externos de estrés, es casi inevitable que optimizando las variables se les proporcione un impulso considerable.
A los cultivadores principiantes, les puede ser de utilidad observar sus primeros cultivos como pruebas prácticas, en las que cultivar, florecer y cosechar las plantas con éxito, y sin perderlas a causa de las enfermedades, plagas, deficiencias o toxicidades, puede calificarse como una victoria. Para algunos, esto puede ser el caso de buenas a primeras. Para otros, en particular, los que cultivan en condiciones atípicas, se requiere un alto grado de ensayo y error antes de asegurarse ningún tipo de cosecha.
Una vez que empieces a obtener resultados consistentes, puedes comenzar a jugar un poco ajustando tus variables, tales como la iluminación, los regímenes de nutrientes, y así sucesivamente. Con el tiempo, empezarás a discernir, de primera mano, el efecto de los diferentes ajustes que has probado. Por supuesto, la variabilidad entre variedades es muy alta, y como “lo que no mata, engorda”, algunas variedades crecen con fuerza con altos niveles de nutrientes en la alimentación, mientras que otras pueden sufrir efectos tóxicos y catastróficos como resultado de los nutrientes.
Aumentar la intensidad de la luz
Aunque casi todo el mundo sabe que el período de oscuridad es crucial para la floración del cannabis con éxito, los cultivadores principiantes no suelen ser muy conscientes de la importancia de la intensidad de la luz durante la floración. En pocas palabras, la intensa luz del día alimenta la reacción de la fotosíntesis que produce azúcar para el crecimiento de las flores o cogollos, mientras que la oscuridad ininterrumpida permite la producción y liberación de florígeno, la hormona de la floración, sin la cual las plantas de cannabis simplemente no florecen.
Por lo tanto, maximizar la intensidad de la luz es una opción importante cuando se trata de conseguir la maximiza producción posible. La luz típica utilizada en una habitación de cultivo de interior es una lámpara de alta presión de sodio (HPS) de 600W. Si ésta se cambia por una de 1000W, los lúmenes disponibles para la planta pasan de 90.000 a unos 135.000. Algunos cultivadores han informado de que su producción ha sido el doble después de cambiar a lámparas de 1.000W. También es posible pasar a usar dos lámparas de 600W en lugar de una, lo que puede permitir una mejor cobertura lumínica.
Las bombillas de 600W frente a las bombillas de 1000W
La discusión sobre si dos lámparas de 600W son mejor que una lámpara de 1000W sigue en curso en la comunidad del cultivo. Muchos afirman que la proporción de lumen por vatio es más favorable con lámparas de 600W. Esto solía ser cierto en el pasado, pero puede serlo menos a día de hoy, ya que se han desarrollado y comercializado las bombillas de 1000W súper eficientes. Otros argumentan que la penetración de luz en el follaje que ofrecen las bombillas de 1000W las hace muy superiores, incluso cuando se consideran todos los demás factores. Como de costumbre, jugar con tus variables es siempre la mejor manera de trabajar en lo que es correcto para tu situación particular.
Una cosa muy importante a tener en cuenta si se aumenta la intensidad de la luz es que casi todas las demás variables tendrá que ajustarse en consecuencia. Las lámparas de 1000W emiten mucha más energía térmica que las lámparas de 600W, por lo que los ajustes tendrán que hacerse con el fin de mantener tu cuarto dentro del rango. Una opción es utilizar lámparas refrigeradas por aire (cooltube) para sacar el aire caliente directamente de la habitación. Aumentar la fuerza de tu extractor de aire es otra. Para evitar los problemas de calor excesivo completamente, invertir en sistemas intensivos de iluminación LED de alta calidad puede ser el camino a seguir (y pueden ahorrarte una suma considerable en la factura de la luz).
Utilizar gas CO₂ para mejorar la producción
Otra posibilidad interesante cuando se trata de maximizar la producción es el uso de gas dióxido de carbono (CO₂). Hay una cantidad importante de investigaciones que proporcionan pruebas de la eficacia de añadir CO₂ atmosférico cuando se trata de maximizar la producción obtenida de diferentes cultivos, entre los que se incluye el cannabis. La mayor parte de la literatura disponible recomienda niveles de CO₂ de 1500 partes por millón (ppm) para conseguir mejoras perceptibles. Los niveles superiores pueden resultar perjudiciales, y los niveles más bajos no aportarán mejoras notables.
Además, el uso de CO₂ va mano a mano con las temperaturas elevadas en la habitación de cultivo, por lo que merece la pena tenerlo en cuenta en caso de que decidas cambiar a una iluminación de mayor intensidad. Las plantas que crecen en ambientes enriquecidos con CO₂ son capaces de prosperar a temperaturas más altas de lo normal, y como el CO₂ es una parte esencial de la reacción de la fotosíntesis, aumentar su concentración en la atmósfera, cuando la intensidad de la luz se incrementa, es lógico. Más luz y más CO₂ es igual a más fotosíntesis, y por lo tanto, más azúcar producido par el crecimiento de las flores.
La poda selectiva y otras técnicas para maximizar la penetración de luz
Otro aspecto importante a la hora de maximizar la producción es la optimización de la cobertura y la penetración de la luz, y una de las maneras más fáciles de hacerlo es manipular las plantas y podarlas de forma selectiva. Mientras que las plantas están en la etapa vegetativa, se pueden utilizar técnicas más intensivas para maximizar las cosechas o técnicas de supercropping. Otra técnica es el “topping” que consiste en cortar la punta de la hoja terminal del extremo de cada rama para provocar que los siguientes dos brotes se ramifiquen en su totalidad. Si esto se repite cada semana, más o menos, para cuando comienza la floración, la planta debe tener por lo menos el doble de la cantidad normal de puntas en las ramas, y por lo tanto, más espacio para que las flores crezcan. El uso de cuerdas o enrejados también puede ayudar a mantener las puntas de las ramas, uniformemente, espaciadas de modo que tengan el mismo acceso a la luz.
El acceso a la luz es muy importante cuando se trata de obtener una producción mayor. Con el fin de garantizar que la mayor cantidad de luz útil posible llegue a las flores, se pueden recortar las hojas de mayor tamaño, gradualmente, a medida que la etapa de floración progresa. Como la penetración de la luz a partir de la mayoría de los sistemas de iluminación interior disminuye drásticamente a una distancia de unos 30 cm de la bombilla, también puede ser aconsejable recortar la mayor parte de las hojas y las ramas más bajas, ya que la energía que la planta pone en estos sitios se podría utilizar mejor en la parte superior de la planta.