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Las semillas llamadas regulares son aquellas que no han sufrido ningún tipo de intervención genética para orientar el sexo de la futura planta. En contraposición a las semillas feminizadas, las regulares pueden engendrar tanto una planta macho como una planta hembra.
Estadísticamente, la proporción entre machos y hembras esta muy próxima al 50%,...
Las semillas llamadas regulares son aquellas que no han sufrido ningún tipo de intervención genética para orientar el sexo de la futura planta. En contraposición a las semillas feminizadas, las regulares pueden engendrar tanto una planta macho como una planta hembra.
Estadísticamente, la proporción entre machos y hembras esta muy próxima al 50%, lo cual no quiere decir que de 10 semillas vayan a salir 5 machos y 5 hembras. Es lo mismo que ocurre si lanzamos una moneda diez veces al aire, estadísticamente la proporción es exactamente el 50%, pero aunque sea en muy raras ocasiones puede ocurrir que salgan 10 cruces seguidas, más probable es que salgan por ejemplo 6 cruces y 4 caras, pero lo más habitual es que salgan 5 caras y 5 cruces. Pués practicamente ocurre lo mismo con el sexo de las semillas regulares.
Por todos es conocido que en cuanto nos demos cuenta del sexo de las plantas debemos separar inmediatamente los machos de las hembras para evitar que el macho polinice a la hembra y esta no de los ansiados cogollos. Otra cosa es que queramos obtener las semillas como fruto de su polinización.
Con la aparición de la manipulación genética para la obtención de semillas feminizadas, las semillas regulares han perdido valor comercial ya que el consumidor prefiere una cosecha fácil y sin problemas, sin embargo las regulares tienen también sus ventajas. Por ejemplo, las plantas nacidas de semilla regular tienen un vigor mayor, además de conservar en toda su pureza la herencia genética de sus progenitores. Si queremos obtener los auténticos colores, formas, aromas, sabores, efectos y demás propiedades de una especie o variedad cannábica lo mejor es plantar una semilla regular.
Por si fuera poco, estaremos contribuyendo a la conservación de especies o a la creación de otras nuevas, si nos inclinamos por la fecundación de la planta.